CAP 3 ~ No Existe El Vil Metal
Afortunadamente en mi vida pude conocer y vivir en
sociedades que no manejan dinero, GH y la cárcel son dos de ellas, donde un
billete de $100 mil solo vale como un papel pintado, es decir, nada. O valor de
colección y afectivo.
Si nunca tuvieron esa oportunidad,
la de vivir sin dinero, con el trueque como forma de mercadeo, se los
recomiendo totalmente, el día a día cambia en absoluto, las presiones bajan, la
tranquilidad sube. Pensá en un día cualquiera de tu vida y ahora imagínatelo
sin que exista la plata, ¿cómo hubiese sido? Estoy seguro que muy muy muy
diferente.
“Por plata baila el mono”… ¿y si
no existiese? Los monos bailarían igual, por comida, o alcohol o lo que sea que
necesiten.
Una gran coincidencia, dentro de
esta similitud de no usar guita, es que el tabaco cobra un valor
extraordinario en GH y la cárcel. El tabaco es un compañero de los solitarios o
un gran socio para pasar las horas largas, y en estos dos encierros las horas
son muy largas.
Como cuento en otro capítulo, las
compras son semanales en los dos lugares. En UK se fuma tabaco armado y en GH
cigarrillos industriales, un cargamento por semana.
Fue muy fácil darme cuenta que en
la cárcel todos se quedaban sin papel para armar cigarrillos, también conocido
como “liyos” en Argentina o “rizla” en el Reino Unido.
Bueno como se quedaban sin, no les
quedaba otra que salir a buscar un truque con alguien. Entonces yo compraba
papeles extra, total eran muy baratos, y cuando a mis compañeros de pabellón se
les iban acabando yo empezaba a sacar ventaja: primero arrancando cambiando uno
o dos liyos por uno o dos puchos, pero ya sobre los últimos días de espera
podía llegar a cambiar diez liyos por un porro.
Como para que se den una idea de
los precios era como cambia algo de 5c por algo de 5 libras, o sea cien veces
más del precio, una locura.
Y así repetía el canje por sopa o
algún postre, tabaco, y otras cosas que no me acuerdo pero ya revisaré mis
anotaciones.
Por el lado de GH, lo que pasaba
es que “estaba de moda” robarse la comida y los cigarrillos, y cada ladronzuelo
guardaba su botín en su caja fuerte, por lo que era imposible re-robarlo,
entonces ahí se hacía el trueque.
Me acuerdo que mi grupo había
obtenido el café y el azúcar, el otro grupo no fumaba y nos había robado los
cigarrillos. Entonces empezaba la negociación, y era sin misericordia. “Te
cambio café por dos cigarrillos”, “no, te doy uno”, y así, a sacarse los ojos.
Como ven el tabaco es muy
protagonista como moneda de cambio, incluso en estos contextos diferentes, pero
también había otro tipo de trueques.
Por ejemplo en la cárcel yo
trabajaba reciclando VHS, CDS y DVDS. Lo increíble es que los ingleses ya
tiraban a la basura juegos de Play Station que en Argentina son caros, y que en
la cárcel servían. Así que cuando veías un juego de Play en buen estado te lo
metías en las bolas como para que no te vean sacarlo del “workshop” y
llevarlo al pabellón. Ya en el pabellón se negociaba con los que tenían Play
Station, que solían ser los gangsters pesados.
También te podían hacer pedidos,
por ejemplo una vez tuvimos que reciclar unos juguetes eléctricos, y algunos
venían con pilas nuevas, que a los presos le servían para el reloj. Entonces
como ya se sabía quién trabajaba en cada lugar y que mercadería había, solo era
cuestión de que alguien pase por tu celda a hacerte el pedido y ofrecerte algo
a cambio.
El trueque es divertido condimento
para la vida, era entretenido ver qué se podía conseguir con muy poco.
Miren, acá les dejo un adelanto
del libro que estoy escribiendo sobre aventuras carcelarias, espero que ya esté
terminado, en principio se va a llamar “Pequeños triunfos de un idiota”,
veremos cómo termina llamándose. En un pasaje, es la primera situación en la
que veo de trueque puesto en marcha al 100%:
“Mi compañero de celda anda por
ahí tratando de conseguir “some burn” (así le dicen al tabaco “burn”, “algo de
tabaco”), así que está tocando a todos los puntos. Recién rescató dos cigarros
a cambio de una bolsa de azúcar y whitener, la transacción fue con mi
antiguo compañero del primer día, el inglés medio jonkie. Hasta ahora yo le
venía facilitando esas dos cosas de onda, pero hoy hubo que ponerse bravos y
usar el sistema de acá, negociá, porque si no, te comen los piojos.”
Hasta ese momento era nuevo y
recién estaba descubriendo los manejes y movimientos de mercadeo. Pero después
el libro avanza y me voy interiorizando, unos meses después yo ya había
entendido cómo moverme y ya los crotos me iban a buscar a mí para
proponerme tratos, porque yo siempre algo de stock de algo tenía, esta era la
situación.
Sigue el relato: “Increíble el
nivel que llegaron algunos en la mangueada de tabaco. El alto con el tatuaje en
la parte de atrás del cuello me juró por su hija, señalando el tatuaje con su
nombre, que si le daba tabaco y rizla (así le dicen a los papelillos, es
una marca, como “curitas”) más tarde iba a venir con chala. Nunca
apareció.
“Otro estuvo mucho tiempo afuera
de la puerta esperando mientras yo fumaba con “cara de tornillo”, Screwface en
inglés. Al final era para manguearme un cigarro con retribución en chala,
medio que dijo que era su palabra, y yo le dije que bueno le tenía que dar su
oportunidad de demostrar su palabra.
“Otro más fue Nunu, que por tabaco
al mediodía dijo que me iba a dar chala después del laburo, pero cuando
lo vi dijo que no se había olvidado de mí, pero nunca apareció con nada.
“Hay un cuarto, no me puedo
acordar. Aparte del que no me puedo acordar le di un porro a Charly que me
pidió, y al final me dijo que me iba a devolver el doble. Ya veremos, por ahora
no apareció ninguno. Es una locura. Esto es solo un poco de lo fisura y
desesperada que esta alguna gente acá. Otros relajados obvio, otros re sacados
directamente mendigando. Los que escribí arriba por lo menos ofrecen algo como
truque, bueno prometen.
Dejo un párrafo aparte para el
trueque de servicios, que en GH se repetía infinitas veces, como en cualquier
convivencia: “yo cocino y vos lavás los platos”. Así aplicado a todos los
aspectos del día a día. Creo que no hace falta explicarlo más.
Ahora que pienso un poco estos
encierros tiene algo de La Habana, Cuba. Me refiero a que no hay carteles
publicitarios ni empresas tratando de imponerte sus productos por sobre otros.
En estos encierros sólo hay lo que hay, y eso es lo que agarrás. Dejás de ser
un cliente del mercado.
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