CAP 6 ~ Drogas

 
 
Este es uno de los puntos que suele dar más curiosidad, supongo que porque es algo ilegal, además es un tabú y está mal visto socialmente, entonces muchos no lo cuentan, y eso da más curiosidad.
 
Pero como este libro es un análisis científico acá sí podemos contar estos asuntos, a modo investigación de la esencia humana durante el encierro.
 
Como es de suponerse las drogas ilegales siguen siendo ilegales en estos encierros. Pero en el aislamiento se crea un micro mundo con sus micro-reglas. Y por lo que aprendí, el encierro potencia el consumo o necesidad de consumo: no si será porque uno está más tiempo al pedo o el aburrimiento o como no se puede salir físicamente, por lo menos se logra escapar con la mente.
 

Hay diferentes niveles, primero están las drogas legales como Metadona, Valium, Clonazepan, Rivotril, esas son las que toman los adictos en rehabilitación, técnicamente son para matar la ansiedad, pero hecha la ley hecha la trampa, las terminan injiriendo en cantidad y logrando fisurarse. Hacen trueques entre ellos con las pastillas que les da la cárcel.
Después siguen las ilegales pero soft (suaves o blandas). Me refiero a la Marihuana, que no se fuma mucho porque las penas son altas. En HMP si te hacen análisis de sangre y te da positivo por cannabis, por más que sea una droga blanda, perdés la posibilidad de salir “bajo libertad condicional” a mitad de tu sentencia. En GH nunca se dijo la pena, pero siempre esas penas se decidían en base al show y al rating.

 
Después están la ilegales fuertes como la heroína y el crack. En HMP era un clásico ver a los que intentaban rehabilitarse de estas usando las que nombre antes, las legales. En GH ni siquiera se las nombra a las dos de este párrafo, son de otro mundo.
 
Pero el grupo más loco es el de drogas nuevas que no son ilegales porque van modificando la fórmula más rápido de
lo que el parlamento tarda en descifrarla y prohibirla. Son totalmente nocivas, pero no saltan en los anti-doppings porque como nadie sabe la composición no saben qué buscar.
 
En GH tenía una compañera, que no voy a decir el nombre, que parecía vivir en constante abstinencia de cocaína, y más de una vez por día GH le mandaba algún tipo de ansiolítico o algo así, porque era impresionante su bipolaridad, por momentos estaba desquiciada, y de repente aparecía mancita y risueña.
 
O sea la mantenían dócil administrándole drogas legales, no veo nada malo en esto, siempre y cuando esté supervisado por un médico y el objetivo sea ir bajándole la dosis progresivamente.
 
¿Por qué digo esto de bajar la dosis? Porque en la cárcel estaban los reos adictos a la heroína y el crack, esos tratando de rehabilitarse, por decisión u obligación. Como no se puede sacarle la droga de golpe al adicto, porque colapsaría, la prisión de su majestad les subministra un cóctel ideal para amansar un heroinómano.
 
Era impresionante ver a estos adictos estar rascándose las rodillas esperando la hora de su dosis diaria de drogas legales. Después de ver el estado de esa gente jamás se me ocurriría consumir heroína, aunque uno no puede hablar de lo que no probó jejeje.
 
Entonces en HMP y GH teníamos compañeros a los que se los mantenía estables dándole fármacos, suculentos cócteles de pastillas tranquilizantes. De hecho, muchos vagabundos estaban contentos en la cárcel, porque además de techo, comida, salud y educación, tienen drogas gratis.
 
Pasando a lo ilegal si quieren les cuento que me fume un porro en la casa de GH, enfrente de las cámaras. Fue en la semana final: cada uno de los cinco finalistas podía invitar a un participante que ya haya perdido a pasar una noche. Fui uno de los cinco elegidos. Yo me había fumado medio porro antes de entrar al estudio y me había quedado la otra mitad en el bolsillo. No pensaba tirarlo, yo quería fumarme uno ahí en la casa.


Cuando ya estaba adentro y había sido elegido para pasar una noche, ya estábamos aislados, metí la mano en el bolsillo y sentí el medio porro todo desarmado. O sea que lo tenía que rearmar enfrente de la cámara, eso capaz daría tiempo a que la producción se cuenta y me prohíban hacerlo.

 
Así que me hice el boludo y lo empecé a armar recalcando muchas veces que estaba armando uno cigarrillo de tabaco. Lo aclaré tantas veces que era ya obvio que no era tabaco, pero supongo que el que me controlaba en ese momento era fumón y no dijo nada…. o estaba dormido.
 
Lo prendí en el patio, todos se alejaron, por miedo a no sé qué, a excepción de un chico y una chica que no voy a nombrar, ella fumó conmigo, y a los cinco minutos ya estábamos hablando tantas boludeces que si los que controlaban no se habían dado cuenta antes, ahora era obvio, pero ¿qué iban a hacer? ¿Llamar a nuestros papis? Así que me di el gusto y lo fumé. No se imaginan la cantidad de gente que pregunta en la calle: ¿y cómo hacían con el porro? Bueno, así como conté.
 
Cabe aclarar que yo ya no participaba por el premio, o sea que cualquier sanción no me afectaba, que la manden por telegrama a la concha del mono. Además lo que uno hace en “privacidad” sin molestar a nadie no es ilegal… creo.
 
Como chisme les cuento que había un participante que ostentaba haber metido pastillas de éxtasis y LSD escondidas a la casa y después haberlas consumido, pero andá a saber, no lo puedo comprobar, y es gente que uno conoce hace muy poco así que no sabe si todo lo que cuentan es una gran mentira, como lo cuento en otro capítulo: “los desconocidos sin historia”.
 
En la cárcel era diferente, porque hacen antidoping, y si te da positivo perdés la oportunidad de salir a la mitad de condena con libertad condicional como ya conté. Imagínense alguien que tiene que estar seis años, si se porta bien sale en tres pero por un porrito puede tener que cumplir los seis.
Es mucho riesgo, entonces. Lo que se fuma ahí es porro sintético, algo que en Argentina no existe. Se llama Spicy y nadie sabe cómo está hecho, o sea, no se sabe la fórmula química, entonces el gobierno no lo puede prohibir, y al no ser prohibido no hace que el doping sea positivo.
 
Cada vez que el gobierno descubre la fórmula y la prohíbe, la fórmula ya cambió y entonces no está prohibida. Spicy se fuma todo el día, se mezcla con tabaco y pega como porro pero con detalles del crack, como que cada cinco minuto querés otra dosis.
 
Recuerdo que cuando llegue al pabellón de introducción, los oficilaes nos advertían sobre el Spicy diciendo que tenía poder muy fuerte y que los presos se divertían convidándole a los que no lo conocían y dejándolos recontra locos al mal punto, onda bulling.
 
Si lo fumas puro directamente entrás en delirio. Una vez vi un rengo pelearse contra cuatro guardias porque estaba bajo los efectos máximos. Obviamente no duró un segundo la pelea, ni se podía mantener parado, tenía media pierna.
 
Solo en navidad, o sea el 25 de diciembre todos fumaban cogollos reales, era como el permitido del año, los guardias hacían la vista gorda. Ya les contaré como fue la navidad. También les puedo contar como entraba la droga a la cárcel, pero me parece que se aleja mucho de la idea de este libro, ya veré.
 
Sector aparte para esta parte del capítulo, porque sucede una paradoja, algunas personas consideran a los lugares de encierro de los que hablo como una droga en mismos. Esta idea hace volar la mente y lleva el enfoque a otro lado, supongo que más arriba.
 
Por el lado de GH lo grafico con una anécdota: un amigo que se hace llamar Lean Ean me dijo que por suerte me habían expulsado del programa, así no lo iba a tener que ver más, porque era peor que el paco.
 
Eso lo decía desde la postura de los que no bancan a
GH, pero dentro de los seguidores del programa pasaba lo mismo y con la misma palabra, muchos fans decían que gran hermano era su paco, no enojados como Lean Ean, sino que riéndose de mismos…
 
En el caso de la cárcel es más oscuro o siniestro, hay casos que presos no pueden abandonar la vida carcelaria, se mueven más cómodos ahí, no son grandes criminales, pero caen a cada rato por cosas chicas como robos o venta de drogas, y siguen cayendo, como si les gustase o no lo pudiesen dejar el encierro, una droga.
 
Les cuento el caso de Charly, un blanquito inglés de unos veinte y pico. El había recorrido todo UK de cárcel en cárcel, tenía amigos en todas, caía desde los 15 años en reformatorios y después cárcel cárcel cárcel. Salía unos meses y caía. Así y así, over and over again mate.
 
Podría profundizar en este tema por el lado psicológico, pero creo que no hay mejor forma de que se entienda con estos dos casos, y después que cada uno saque sus conclusiones y tome su postura, aquí hay dos casos verídicos.
 
Cierro el capítulo con un poco más de mi novela de aventuras carcelarias: “Bueno al final de la mano del Inglés- Hindú-Ibiza, probé el spice, y me pegó como una chala, no tanto como para dejarme flasheando colores, o paranoico como decían ellos. Igual según él fue suave. Al que le pagué el tabaco dice que mañana lleva uno para fumar en el laburo, ya veremos.
 
Y este es otro mini-recorte: “Voy pescando el sistema acá. Ayer Tresh me explicaba cómo se puede hacer para meter algo: para empezar los perros no huelen el spice, no están entrenados para eso. Segundo, una onza ocupa lo mismo que un tampón. Entonces es algo como que lo hacen llegar hasta cierto lugar, adentro de la chucha, y ahí lo tiran a la basura, entonces ya está al alcance de los que laburan con basura, y ellos son presos, así que están al alcance de los otros presos, y esa es la cosa, de afuera a adentro. Pagando impuestos obvio.”

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