Este
es uno de los puntos que suele dar más curiosidad,
supongo que porque es algo ilegal, además es un tabú y está mal visto socialmente, entonces
muchos no lo cuentan, y eso da más
curiosidad.
Pero como este libro es un análisis
científico acá sí podemos contar estos asuntos,
a modo investigación de la esencia humana durante el encierro.
Como
es de suponerse las drogas ilegales siguen siendo
ilegales en estos encierros. Pero en el aislamiento se crea un micro mundo con sus micro-reglas. Y por lo que aprendí,
el encierro potencia
el consumo o necesidad de consumo: no sé si será porque
uno está más tiempo al pedo o el aburrimiento o como
no se puede salir físicamente, por lo menos se logra escapar con la mente.
Hay
diferentes niveles, primero
están las drogas legales como Metadona, Valium,
Clonazepan, Rivotril, esas son las que toman los adictos en rehabilitación,
técnicamente son para matar la
ansiedad, pero hecha la ley hecha la trampa, las terminan injiriendo en cantidad y logrando fisurarse. Hacen trueques
entre ellos con las pastillas que les da la cárcel.
Después siguen las ilegales
pero soft (suaves
o blandas). Me refiero a la
Marihuana, que no se fuma mucho porque
las penas son altas. En HMP si te hacen análisis de sangre y te da positivo
por cannabis, por más que sea una droga blanda,
perdés la posibilidad de salir “bajo
libertad condicional” a mitad de tu sentencia. En GH nunca se
dijo la pena, pero siempre esas penas se decidían en base al show y al rating.
Después están la ilegales fuertes
como la heroína y el crack. En HMP era un clásico
ver a los que intentaban rehabilitarse de estas
usando las que nombre antes,
las legales. En GH ni siquiera se las nombra a las
dos de este párrafo, son de otro mundo.
Pero
el grupo más loco es el de drogas nuevas que no son ilegales
porque van modificando la fórmula más rápido de
lo que el parlamento tarda en descifrarla y prohibirla. Son totalmente nocivas,
pero no saltan en los anti-doppings porque
como nadie sabe la
composición no saben
qué buscar.
En GH tenía una compañera, que no voy
a decir el nombre, que parecía vivir
en constante abstinencia de cocaína, y más de una vez por día GH le mandaba
algún tipo de ansiolítico
o algo así, porque era impresionante su bipolaridad, por momentos estaba desquiciada, y de repente
aparecía mancita y risueña.
O sea la mantenían dócil administrándole drogas legales, no veo nada malo en esto, siempre y cuando esté supervisado por un médico y el objetivo
sea ir bajándole la dosis
progresivamente.
¿Por qué digo esto de bajar la dosis?
Porque en la cárcel estaban los reos
adictos a la heroína y el crack, esos tratando
de rehabilitarse, por decisión u obligación. Como no se puede sacarle
la droga de golpe al adicto, porque colapsaría, la prisión de su majestad
les subministra un cóctel ideal para amansar un heroinómano.
Era
impresionante ver a estos adictos
estar rascándose las rodillas
esperando la hora de su dosis diaria de drogas
legales. Después de ver el estado de esa gente jamás se me ocurriría consumir
heroína, aunque uno no puede
hablar de lo que no probó jejeje.
Entonces en HMP y GH teníamos
compañeros a los que se los mantenía
estables dándole fármacos, suculentos cócteles de pastillas tranquilizantes. De hecho, muchos vagabundos
estaban contentos en la cárcel, porque además de techo, comida, salud y
educación, tienen drogas gratis.
Pasando a lo ilegal
si quieren les cuento que me fume un
porro en la casa de GH, enfrente de las cámaras. Fue en la semana final: cada uno de los cinco
finalistas podía invitar a un participante que ya haya perdido a pasar una noche. Fui uno de los
cinco elegidos. Yo me había fumado medio porro antes de entrar al estudio y me había quedado la otra mitad en el bolsillo. No pensaba tirarlo,
yo quería fumarme
uno ahí en la casa.
Cuando ya estaba adentro y había sido
elegido para pasar una noche, ya
estábamos aislados, metí la mano en el bolsillo
y sentí el medio porro todo desarmado. O sea que lo tenía que rearmar
enfrente de la cámara, eso capaz daría tiempo
a que la producción se dé cuenta y me prohíban
hacerlo.
Así
que me hice el boludo y lo empecé a armar recalcando muchas veces que estaba armando
uno cigarrillo de tabaco.
Lo aclaré tantas veces que era ya obvio que no era tabaco, pero supongo
que el que me controlaba en ese momento
era fumón y no dijo nada…. o estaba
dormido.
Lo prendí en el patio, todos se
alejaron, por miedo a no sé qué, a
excepción de un chico y una chica que no voy a
nombrar, ella fumó conmigo, y a los cinco minutos
ya estábamos hablando
tantas boludeces que si los que controlaban no se habían dado cuenta antes,
ahora era obvio, pero ¿qué iban a
hacer? ¿Llamar a nuestros papis? Así que me di
el gusto y lo fumé. No se imaginan la cantidad de gente que pregunta
en la calle: ¿y cómo hacían con el porro? Bueno, así como conté.
Cabe aclarar que yo ya no participaba
por el premio, o sea que cualquier sanción no me afectaba, que la manden
por telegrama a la concha
del mono. Además lo que uno hace en “privacidad” sin molestar a nadie no es ilegal… creo.
Como chisme les cuento que había un
participante que ostentaba
haber metido pastillas
de éxtasis y LSD escondidas a la casa y después haberlas
consumido, pero andá a saber, no lo
puedo comprobar, y es gente que uno conoce hace
muy poco así que no sabe si todo lo que cuentan es una gran mentira, como lo cuento en otro capítulo: “los desconocidos sin historia”.
En
la cárcel era diferente, porque hacen antidoping, y si te da positivo
perdés la oportunidad de salir a la mitad de
condena con libertad condicional como ya conté. Imagínense alguien que tiene que estar seis años, si
se porta bien sale en tres pero por un porrito puede tener que cumplir los seis.
Es mucho riesgo, entonces. Lo que se
fuma ahí es porro sintético, algo que
en Argentina no existe. Se llama Spicy y
nadie sabe cómo está hecho, o sea, no se sabe la fórmula química, entonces el gobierno no lo puede prohibir, y al no ser prohibido no hace que el
doping sea positivo.
Cada vez que el gobierno descubre la
fórmula y la prohíbe, la fórmula ya
cambió y entonces no está prohibida. Spicy
se fuma todo el día, se mezcla con tabaco y pega como porro pero con detalles del crack, como que cada cinco minuto querés
otra dosis.
Recuerdo que cuando llegue al pabellón
de introducción, los
oficilaes nos advertían sobre el Spicy diciendo que tenía poder muy fuerte y que los presos se divertían
convidándole a los que no lo conocían y dejándolos recontra locos al mal punto, onda bulling.
Si lo fumas puro directamente entrás
en delirio. Una vez vi un rengo
pelearse contra cuatro guardias porque estaba
bajo los efectos máximos. Obviamente
no duró un segundo la pelea, ni se podía mantener parado,
tenía media pierna.
Solo
en navidad, o sea el 25 de diciembre todos fumaban
cogollos reales, era como el permitido del año, los guardias hacían la vista gorda. Ya les contaré como fue la navidad.
También les puedo contar como entraba la droga a la cárcel, pero me parece que se aleja mucho de la idea de este libro,
ya veré.
Sector aparte para esta parte del
capítulo, porque sucede una paradoja, algunas
personas consideran a los lugares
de encierro de los que hablo como una droga
en sí mismos. Esta idea hace volar la mente y lleva el enfoque
a otro lado, supongo que más arriba.
Por el lado de GH lo grafico con una
anécdota: un amigo que se hace llamar
Lean Ean me dijo que por suerte me habían
expulsado del programa, así no lo iba a tener que ver más, porque era peor
que el paco.
Eso lo decía desde la postura de los que no bancan a
GH, pero dentro de los seguidores del programa pasaba lo mismo y con la misma palabra, muchos fans
decían que gran hermano era su paco,
no enojados como Lean Ean, sino que riéndose de sí mismos…
En el caso de la cárcel es más oscuro
o siniestro, hay casos que presos no
pueden abandonar la vida carcelaria, se mueven
más cómodos ahí, no son grandes criminales, pero caen a cada rato por cosas
chicas como robos
o venta de drogas, y siguen cayendo, como si les gustase o
no lo pudiesen dejar el encierro, una droga.
Les cuento el caso de Charly, un
blanquito inglés de unos veinte y
pico. El había recorrido todo UK de cárcel en
cárcel, tenía amigos en todas, caía desde los 15 años en reformatorios y después cárcel cárcel cárcel.
Salía unos meses y caía. Así y así, over and over again mate.
Podría profundizar en este tema por el lado psicológico, pero creo que no hay mejor forma de que se entienda
con estos dos casos, y después que cada uno saque sus conclusiones y tome su postura, aquí hay dos casos verídicos.
Cierro el capítulo con un poco más de
mi novela de aventuras carcelarias:
“Bueno al final de la mano del Inglés- Hindú-Ibiza, probé
el spice, y me pegó como una chala, no tanto como para dejarme
flasheando colores, o paranoico como decían ellos.
Igual según él fue suave.
Al que le pagué el tabaco dice que mañana lleva uno para fumar en el laburo,
ya veremos. “
Y este es otro mini-recorte: “Voy pescando el sistema acá. Ayer Tresh me explicaba cómo se
puede hacer para meter algo: para
empezar los perros no huelen el spice, no están entrenados para eso. Segundo, una onza ocupa lo mismo que un tampón. Entonces es algo como que lo
hacen llegar hasta cierto lugar,
adentro de la chucha, y ahí lo tiran
a la basura, entonces ya está al
alcance de los que laburan con basura, y ellos
son presos, así que están al alcance de los otros presos, y esa es la cosa, de afuera a adentro. Pagando
impuestos obvio.”
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